Busquet L. en su libro: Las cadenas musculares-Tratamiento del cráneo. Tomo V. refiere que la masticación influye directamente sobre cada seno
paranasal. Debido a la anatomía de los huesos de la cara y su disposición
espacial con respecto a los dientes.
Si observamos la forma del maxilar
superior, vemos que responde de forma lógica a esta exigencia. Cuando
masticamos, el maxilar superior canaliza y dirige las fuerzas de compresión de los dientes
hacia cada uno de los diferentes senos.
En la masticación la alternancia de un tiempo de
compresión seguido de otro de descompresión opera un verdadero bombeo de los
alvéolos dentales, pero también del hueso maxilar y de los diferentes senos de
la cara.
Tomando como referencia la apófisis Crista Gali, que es centro de la Curva de Spee.
Las ramas ascendentes de los maxilares, que terminan en
los senos frontales, activan los senos frontales.
Las ramas ascendentes y la parte horizontal del
maxilar activan los senos etmoidales y forman el suelo de la órbita.
La influencia directa de los dientes sobre el hueso
maxilar y la del masetero sobre el malar activan los senos maxilares.
Antes de ver el efecto de la masticación sobre el seno
esfenoidal hemos de hacer un par de observaciones:
1. Las paredes del cuerpo del esfenoides son muy delgadas. En el hueso seco
son parecidas al papiro y se disgregan fácilmente. En el ser vivo el esfenoides
no es frágil. La plasticidad del tejido vivo e hidratado y la arquitectura de
la base del cráneo confieren la resistencia mecánica necesaria.
2. Las alas mayores del esfenoides y las
apófisis pterigoides suelen introducirse en las delgadísimas paredes laterales
del cuerpo del esfenoides, que es hueco. Además, los músculos temporales, que
son muy potentes, se fijan en las alas mayores del esfenoides y en la escama de
los temporales. Los músculos pterigoideos, los músculos constrictores superiores
de la garganta, no menos eficientes, se insertan en las apófisis pterigoides.
Una vez que hemos entendido que las alas mayores y las apófisis pterigoides se
convierten en brazos de palanca por efecto de esos músculos, vemos la poderosa
acción de neumatización y de bombeo que proporciona el trabajo alternativo de esos
grupos musculares sobre el seno esfenoidal.
Más aún: cuando masticamos, la
presión de la lengua sobre el paladar ejerce un empuje rítmico sobre la línea
central del cráneo y, en particular, sobre el esfenoides. Debido a la relación anatómica
que une el esfenoides y el vómer, el empuje de este último tiende a descompensar
la sutura esfeno-etmoidal, mientras aumenta la presión sobre el cuerpo del
esfenoides. De este modo, el vómer participa en el drenaje de este seno.
Es fundamental comprender que todo el puzzle craneano
es y debe ser activo. En esas condiciones, la masticación tiene una importancia
capital sobre la mecánica craneana.
En consecuencia:
1. Habrá que procurar masticar bien durante las comidas
para recuperar esta dinámica craneana.
2. Habrá que procurar que la masticación sea completa y
repartir los alimentos sobre toda la arcada dental para que cada seno esté bien
dinamizado.
3. Habrá que procurar disponer de una buena oclusión.
La ausencia de varios dientes puede ser perjudicial para el bombeo de uno o de
varios senos. Se observa que los pacientes que han sido víctimas de un
traumatismo en el premaxilar o que poseen implantes en los incisivos tienden a desarrollar en los años siguientes sinusitis frontales. La causa
es simple: ya no utilizan los incisivos
- sea
por aprensión, secuela del traumatismo o temor a utilizar los implantes;
- sea
por mala percepción de la resonancia de los implantes de cerámica durante el
contacto oclusal.
Referencias Bibliográficas:
- Busquet L. Las cadenas musculares. Tomo V. Editorial Paidotribo. 2006.
- Dejerine J. Sémiologie des affections du système nerveux. Masson, 2014.
- Magoun H. Osteopathy in the Cranial field. Magoun, 2005.
1 comentarios :
Excelente resumen de una de tantas relaciones de la masticación y el resto del sistema estomatognatico. ..felicitaciones
Dr. Santiago Araya.
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