El rol esencial del Fonoaudiólogo/logopeda/terapeuta de
lenguaje en la disfagia post COVID19.
Martínez de Lagrán, nos menciona una buena noticia que, “en
la mayoría de los pacientes, la disfagia remite al cabo de entre tres y
seis meses”. Para ello el papel del fonoaudiólogo/logopeda/terapeuta de
lenguaje resulta clave, “pues es el encargado de solucionar este problema,
evaluando la situación e interviniendo en la recuperación del paciente, trabajando
su musculatura, en muchos casos hay atrofias musculares provocadas por el
tiempo de intubación; enseñando posturas compensatorias para tragar, maniobras
deglutorias, volumen del bolo, textura, etc.”
El
trabajo realizado con estos pacientes resulta arduo. “La importancia de
un equipo multiprofesional es imprescindible, como nutricionistas que
valorarán los niveles necesarios de nutrición e hidratación, el ORL que realiza
las exploraciones y las pruebas necesarias de videofluoroscopias, etc. Con toda
esta información y un test de volumen y viscosidad MEC-V que puede pasar el
médico rehabilitador, enfermería o los logopedas mismos, elaboraremos el programa
de intervención que siempre será personalizado de acuerdo a las
condiciones del paciente y con el objetivo de conseguir su mejoría y
recuperación total, mejorando su calidad de vida”, refiere Marga Durán, vocal
del Colegio
Profesional de Logopedas de la Comunidad de Madrid.
Además, refiere que el fonoaudiólogo/logopeda/terapeuta
de lenguaje también interviene en otros tipos de secuelas que padecen estos
pacientes como alteraciones en la voz producidas por las
traqueotomías y las alteraciones musculares, así como en las alteraciones neurológicas y
trastornos cognitivos provocadas durante el periodo de ingreso y que
pueden manifestarse con disfunciones ejecutivas y apatías. “Pero lo que
aún no sabemos es el tiempo que durarán, si serán transitorios o
permanentes. Pero ahí estaremos los logopedas para ayudar a solucionarlos con
nuestra intervención y en todas estas secuelas con ayuda de las familias que
les darán fuerzas para seguir avanzando en su curación”.
¿Secuela de desnutrición en pacientes con Covid19?
Según Pere Clavé, presidente de la Sociedad Europea de
Trastornos de Deglución, en su estudio reciente realizado del Hospital de
Mataró (Barcelona), “el deglutir parece un simple gesto que pasa
desapercibido, pero el Covid-19 también se ha llevado por delante la
capacidad de los afectados para hacerlo con normalidad: el 55% de los
pacientes que ha estado hospitalizado por coronavirus y ha sido
intubado presenta problemas para deglutir y nutrirse correctamente”.
También nos comenta que esta alteración conocida
como disfagia, si no se diagnostica a tiempo y no se trata correctamente “en
pacientes con Covid-19 puede derivar en una mayor incidencia de
sobreinfecciones respiratorias, neumonía aspirativa, deshidratación,
malnutrición, reintubaciones en pacientes post UCI, prolongación de los días de
ingreso e, incluso, de incremento de mortalidad en el hospital”.
Según refiere Itziar Martínez de Lagrán, miembro del
Grupo de Trabajo de Metabolismo y Nutrición de la Sociedad Española de
Medicina Intensiva (Semicyuc), esta disfunción no es nueva, ni propia del
Covid-19, pues se trata de uno de los problemas más habituales con
los que tienen que lidiar los especialistas de medicina intensiva en las
UCIS. “Los estudios reflejan que, por lo general, uno de cada tres
pacientes que pasa por la UCI sale de ella con el diagnóstico de disfagia. Sin
embargo, esta cifra se ha multiplicado durante la crisis del coronavirus,
aunque no tenemos datos certeros”.
¿Por qué aparece la disfagia post Covid19?
Elena Escudero, portavoz de la Sociedad Española de Medicina
Interna, SEMI, e internista especializada en Nutrición Clínica en el Hospital
Infanta Sofía de Madrid, refiere que las razones que han incrementado
las cifras de disfagia durante la pandemia son varias. “Ante la insuficiencia
respiratoria de estos pacientes ha sido necesario intubar, pero durante
mucho más tiempo de lo habitual, ya que, en promedio, los afectados
Covid-19 han pasado como mínimo dos semanas en la UCI, alargándose en muchos
casos hasta los 50 y 60 días. Y cuanto más extensa es la estancia mayor
riesgo de disfagia existe”.
Además Martínez de Lagrán, adiciona que “la debilidad
muscular, que resulta el factor más decisivo”, destaca, quien detalla que
esa debilidad muscular se ha disparado como resultado de varias
circunstancias: “los pacientes han estado sedados de manera muy profunda y
se han empleado fármacos que aumentan la relajación muscular. Además, en
condiciones normales, a las personas ingresadas en UCI se les intenta mover
poco a poco para disminuir la pérdida de masa muscular, pero en esta pandemia
la escasez de medios y el gran número de afectados ha imposibilitado el trabajo
de rehabilitación”.
¿Es necesario una buena dieta alimenticia?
Elena Escudero, complementa que, ante la dificultad de
tragar, resulta esencial diagnosticar el problema a tiempo. “Entre los síntomas que
sirven de voz de alarma está toser al comer, aunque en pacientes Covid-19
puede deberse a la enfermedad. Por ello, hay que vigilar si está acompañada
de sensación de ahogo, de más saliva, de la necesidad de realizar un mayor
número de movimientos para deglutir, que haya cambios en la voz, etc.
Ante estos síntomas es recomendable actuar para evitar la
desnutrición”.
A nivel nutricional “hay que pautar una alimentación
muy completa, tanto hipercalórica como hiperproteica, pero hay que hacerlo
transformando el menú a la textura adecuada según las necesidades del
paciente (néctar, miel o pudding). Para ello, podemos ofrecer una alimentación
básica adaptada, módulos espesantes, agua en forma gelificada y, si es
necesario, se indicará suplementación oral de textura adaptada,
siendo muy adecuada la viscosidad miel en este caso”, aconseja Escudero, quien
recuerda que esto “también puede realizarse en casa con comida de cocina normal
pero con la textura adecuada a cada circunstancia”.
Fuente de información: Larazon.es
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