ENVEJECIMIENTO DE LAS FUNCIONES OROFACIALES EN EL ADULTO MAYOR
El propio proceso de envejecimiento
trae características únicas para cada individuo, y por lo tanto siendo,
variable más o menos lo que es posible encontrar. Tales características del
envejecimiento en primer lugar debe considerarse naturales, típicas de esa etapa
de la vida, como modificaciones y no como alteraciones. El uso de ciertos
medicamentos puede acentuar tales modificaciones, trayendo algunas
consecuencias para el desempeño de las funciones, como la xerostomía. Además de
eso, la flacidez de la musculatura y las condiciones de higiene y salud oral
pueden generar adaptaciones, que para un adulto sin alteraciones oclusales
podría ser considerado como alteración o disturbio, pero para las personas
mayores debe ser considerado como una modificación del proceso evolutivo.
De hecho, algunos autores afirman que sucede
una involución del Sistema Estomatognático, las estructuras y,
consecuentemente, en sus funciones. Y que esta involución no puede entenderse
como una enfermedad. Algunas
particularidades necesitan ser consideradas durante la evaluación del anciano. Por lo general toma más tiempo, más paciencia para escuchar y
habilidad profesional. Es común que las
personas de edad avanzada pueda presentar algunas limitaciones como discapacidad
visual, déficit auditivo, entre otros. En muchos casos, la persona de edad avanzada
y sus familiares creen que los problemas son debido a la vejez,
convirtiéndose en un importante trabajo de orientación y sensibilización.
POSTURA MANDIBULAR EN EL ADULTO MAYOR
Debido al
encogimiento óseo del hueso, pérdida de dientes o incluso las prótesis viejas /
mal adaptadas, la articulación
temporomandibular tiende a presentar una nueva conformación. En consecuencia,
los movimientos de la mandíbula tienden
a ser más limitados, con la apertura oral máxima disminuida. La
dimensión vertical del tercio inferior de la cara tiende a disminuir y en
ancianos desdentados totales que no usan prótesis, esta dimensión vertical
disminuye aún más y hay un perfil con una tendencia a la
concavidad.
Por lo tanto, al evaluar la postura
mandibular, es necesario utilizar el paquímetro y registro fotográfico.
LA MASTICACIÓN EN EL ADULTO MAYOR
Incluso en personas sanas de edad avanzadas,
en general, podemos encontrar la pérdida de eficiencia masticatoria como una de
las principales quejas. De hecho es posible observar que los ancianos tienen
modificaciones en la masticación debido a algunos factores que actúan en
conjunto. El cambio en la composición muscular, el encogimiento de estructuras
óseas, la disminución de la sensibilidad del gusto y del olfato, además de la
disminución de la salivación, ausencia de los dientes y atrofia de los
alvéolos. El cambio en la composición muscular incluye la disminución del
número de unidades motoras, tendiendo a unas pocas fibras de contracción
rápida. Esto favorece la pérdida de fuerza muscular, reduciendo la fuerza y por
lo tanto la movilidad. Es común encontrar disminución de la fuerza de la
lengua, perjudicando la lateralización del bolo alimenticio; fatiga para
alimentos secos, duros y fibrosos; cansancio en la musculatura de la cara
después de la alimentación.
En cuanto al encogimiento de las estructuras óseas, tiene una relación directa con la dimensión vertical del tercio inferior de la cara disminuido y consecuente reducción de la máxima apertura oral, dificultando los movimientos mandibulares. También es necesario considerar la disminución de la salivación que está dificultando la preparación del bolo de alimenticio. En los ancianos totalmente desdentados esas modificaciones se acentúan y es común la demora en alimentarse porque pasan más tiempo preparando el bolo con la lengua contra el paladar duro y usando más la musculatura peri oral, caracterizando la maceración de los alimentos. Además, los dolores musculares y el cansancio muscular también pueden interferir con el tiempo de duración de esta función.
Mientras más tiempo de desdentado tiene el anciano,
mayor es el deterioro en la retención de prótesis. Además de eso, el tipo de
alimento, enfermedades en la cavidad oral y la propia cantidad de saliva son
factores determinantes de su condición masticatoria. Las principales quejas de
ancianos en lo que se refiere a la deglución, están directamente relacionadas a
la masticación deficiente como consecuencia de las pérdidas dentarias. Algunas
quejas comunes incluyen: dificultad para masticar correctamente, tarda mucho
tiempo para masticar, cansancio durante la masticación, preferencia por
consistencias más blandas o pastosas, uso de líquido para mejorar la formación
del bolo alimenticio y muchas veces cambios en los hábitos alimenticios con perdidas
nutricionales. Sin embargo, todas estas modificaciones surgen gradualmente, en
el proceso de envejecimiento, y asociado a las pérdidas orgánicas o
estructurales, los ancianos acaban adaptándose, encontrando formas de masticar
y deglutir.
En la evaluación de los ancianos también es
importante llevar a cabo la filmación para registrar todas las adaptaciones, el
tipo de masticación, sellamiento labial, duración y uso de consistencias
alimenticias, adaptadas a las condiciones orgánicas: ancianos con los dientes
naturales pueden y deben ser evaluadas con consistencia como pan, cacahuates,
galletas; pero aquellos desdentados totales y que usan o no prótesis, ,
requieren una evaluación con consistencias más blandas, como pastel suave,
salchicha, entre otros.
DEGLUCIÓN EN EL ADULTO MAYOR
Los estudios relacionados con las
modificaciones de la deglución en ancianos han aumentado en los últimos años y
la mayoría de las investigaciones ha sido la deglución como problema debido a
trastornos estructurales del Sistema Estomatognático o como consecuencia de
trastornos neurogénicos. Todavía es muy común encontrar la descripción de la
deglución en pacientes ancianos con enfermedad de Parkinson, enfermedades
neuromusculares, tumores de cabeza y cuello, DCV y otros factores causantes de
la disfagia oro faríngea. Con
respecto al proceso normal de envejecimiento o de la sana deglución en
general estas publicaciones señalaron cambios estructurales, morfológicos y
bioquímicos del Sistema Estomatognático que ocurren al ser humano al pasar los
años y que puede modificar las diferentes fases de la deglución, haciéndola más
lenta y dificultosa.
La deglución en ancianos ha sido estudiada y
dividido en fases: preparatoria, oral, faríngea y esofágica. La etapa preparatoria
incluye tipo, velocidad y volumen de alimentos en la boca. En esta fase puede
haber incoordinación en la introducción del alimento en la boca, volumen
superior a la capacidad de la boca, además ingestiones muy rápidas. Pero, parece no haber grandes modificaciones en esta etapa. La etapa oral, a su vez, pueden
dividirse en preparatoria y transporte. En la subfase preparatoria se tiene a
la masticación y la manipulación del alimento. En la masticación de los
alimentos ciertos factores pueden afectar su eficacia, tales como el tipo de
alimento, enfermedades de la cavidad bucal, prótesis mal adaptadas y la
cantidad de saliva. Y, por lo tanto, se tiene un bolo alimenticio mal
preparado, a pesar del aumento en el número de masticaciones que pueden
ocurrir.
La pérdida de elementos dentarios juntamente con la
pérdida de fuerza masticatoria de la mordida dificulta la preparación del bolo alimenticio
y puede llevar a la fatiga prematura durante la alimentación. Prótesis dentarias
mal ajustadas agravan aún más los problemas de la preparación del bolo alimenticio
e interfieren en la acción de los receptores mecánicos y sensoriales del paladar
duro. En la subfase de transporte, el bolo alimenticio, después de formado, es impulsado
por la lengua, pero en el anciano, hay una lentitud de la deglución, probablemente
por la búsqueda de una generación de presión intra-oral adecuada. Es posible
observar intervalos reducidos entre comidas y disminución de la capacidad de
deglución cuando el individuo anciano está bajo estrés. Relatan que en
condiciones normales, los ancianos trabajan con su capacidad máxima y, por eso,
presentan fatiga después de las comidas. Siendo que esta queja de cansancio es
relacionada principalmente a alimentos duros, secos y fibrosos, lo que tiene
relación con la tendencia muscular a perder fuerza (tono) y mayor posibilidad
de fraccionar las comidas juntamente con el hábito de picar entre las mismas.
La fase faríngea, que se produce del reflejo
de deglución hasta el esfínter esofágico superior, presenta retardo en el
disparo del reflejo de deglución, con aumento del tránsito faríngeo, ya que
puede haber reducción de velocidad peristáltica debido a que la oro faringe
puede estar más relajada. También aumentaría
el tiempo de máxima
elevación de
la laringe, con posterior
lentitud en su descenso.
También se verían disminuida la apertura del
esfínter esofágico superior. Puede haber aún uso del
dorso medio de la lengua para la propulsión del bolo, deslizamiento prematuro
del alimento, cambio en la conformación de la vallécula (modifica el mecanismo
de expansión de la faringe y permite que restos alimenticios se queden
retenidos en las hendiduras naturales y recesos de esa cavidad), inversión
incompleta de la epiglotis debido a la pérdida de flexibilidad. Aún en esta
fase, personas ancianas pueden usar de múltiples degluciones lo que puede
reflejar en una percepción intra-oral alterada.
Cambios
estructurales de la parte superior del mediastino debido al proceso de
envejecimiento contribuyen a la anteriorización de la laringe en la posición
más baja y comprimen el EES, debido a la flacidez de los ligamentos de sustento
de la orofaringe. Estos cambios estructurales que se producen por lo tanto
evitan la inversión total de la epiglotis en el inicio de la deglución,
favoreciendo así, la aspiración de partículas de alimentos, debido al cierre
incompleto de la laringe. Ancianos con disminución de la fuerza lingual, con
contracción asimétrica o deficiente de la pared de la faringe, con poca
elevación laríngea, o incluso aquellos que degluten varias veces durante la
masticación son todos candidatos potenciales a la aspiración de partículas de
alimentos
La fase
esofágica se caracteriza por la peristalsis esofágica que se lleva el bolo al
estómago por la apertura del esfínter esofágico inferior. Como los movimientos
peristálticos comenzados en la faringe se propagan al esófago, y en los
ancianos, de forma más lenta, por lo tanto, se espera, que haya una disminución
del peristaltismo esofágico con aumento del tiempo del tránsito del bolo en el
esófago en los ancianos. Además de eso, hay una prevalencia de anormalidades
funcionales del esófago con el aumento de la edad sin referirse a las
características propias del envejecimiento del esófago (presbiesófago).
La
alteración de la coordinación de los movimientos peristálticos del esófago causa la propulsión débil
del bolo alimenticio, con gran posibilidad de retención de partículas dentro de ese órgano. Esta situación crea dentro del
esófago una cierta hipotonía de sus paredes y promueve la formación de las
contracciones anormales que favorecen la aparición de hernia hiatal, reflujo
gastroesofágico y disfonía por irritación de las cuerdas vocales producidos por
el jugo gástrico. La postura inclinada en la cama, por ejemplo, para
alimentarse o simplemente alimentarse antes de acostarse a dormir, posiciona el
esófago más inclinadamente, acentuando la dificultad de vaciado, lo
que puede favorecer la aparición de reflujo
gastroesofágico.
En estos casos es importante identificar los
primeros signos y síntomas sugestivos de la dificultad
de deglutir, pues no son raros los casos de aspiración silenciosa, cuyo
diagnóstico muchas veces sólo es hecho por medio de sus complicaciones. La historia de estos ancianos es
larga y de inicio asintomático, pues están encubiertos
por la llamada “adaptación alimenticia”. Los ancianos modifican su forma de comer y
cambia la consistencia y la calidad de los alimentos para evitar atoros. Con el
tiempo, más síntomas aparecen y se van intensificando progresivamente.
A menudo,
estas personas de edad avanzada se preocupan de situaciones delicadas y vergonzosas y generalmente están ansiosos antes
de las comidas, prefiriendo hacerlo separado de los
demás, para comer más despacio, con más libertad en la elección de los
alimentos y sentirse más a gusto cuando necesite ingerir líquido a cada instante. En general,
por lo tanto, la deglución del anciano senescente puede
ser caracterizada por acciones motoras más lentas y descoordinadas, la reducción de la fuerza
masticatoria y alteración de la sensibilidad oral. Es importante resaltar
que el uso de ciertos medicamentos también puede interferir con la coordinación
de cada fase de la deglución.
Ciertos medicamentos pueden causar alteraciones en
la deglución por qué sus efectos pueden darse tanto a nivel del sistema
nervioso central y
el sistema nervioso periférico o muscular.
Medicamentos como benzodiazepínicos, pueden
provocar disminución del nivel de conciencia o somnolencia generando riesgo de
aspiración y los neurolépticos prescritos por largo periodo pueden provocar
discinesia tardía, trastorno motor con movimientos involuntarios en todo el
cuerpo, inclusive en las estructuras que participan del proceso de deglución y
bloqueo del mecanismo de la deglución.
Algunos medicamentos como los antidepresivos, antihistamínicos, los anticolinérgicos, antihipertensivos pueden provocar xerostomía o boca seca, lo cual puede interferir en las etapas orales y faríngeas de la deglución. Además, las reacciones adversas resultantes del uso de medicamentos generalmente son confundidas como síntomas de otras enfermedades, que se considerarán como nuevas enfermedades, y por lo tanto, es necesario que tanto los ancianos como profesionales de la salud que atienden estén atentos a las posibles reacciones adversas que pueden producir ciertos medicamentos. Por lo tanto, al realizar la evaluación clínica de la deglución de los ancianos se recomienda el uso del estetoscopio y realizar filmación para ver la presencia de atoros, tos, carrraspeos, degluciones múltiples, además de adaptaciones, como movimiento de la cabeza, contracción peri oral exagerada interposición labial y/o lingual.
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